Esta poesía recuerda a mi
hermana médica, a quien quise mucho. La gráfica que acompaña es una acuarela
que pinté, intentando retratarla al lado
del toilette de su dormitorio del que se sentía muy orgullosa.
HERMANA
Yo te vi como un faro
y solamente,
seguí en silencio
tu sabiduría.
Amé tus manos médicas,
curando
mis heridas,
con clínica precisa.
El tiempo nos hizo hermanas
y el vivir, amigas.
Sin estruendos,
con distancias,
compartiendo todo
y casi nada.
Sólo estar ahí,
por lo que fuera,
para vivir o morir,
sin alardeos.
Pero un día,
rezando dolorida,
sin despedirte,
me dejaste al borde.
Y allende el mar,
te vi jugando
con las ondas marinas.
Mi reloj siguió
andando,
mientras tu tiempo,
detenido,
se había hecho poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario