sábado, 26 de octubre de 2013

Premio otorgado a la poesía "Mi palabra y tú"


Mi barca


MI BARCA    


 

Hoy quisiera contarte la historia de mi barca.

Porque tengo una barca, ¿sabes?

Una barquichuela pequeña.

 

Cada día y a veces, también cada noche,

me aferro con toda el alma a su timón,

buscando encontrar el horizonte.

 

A pesar de su apariencia fuerte,

mi barca es un débil cruzarse de maderas.

De madera enmohecida y crujiente,

de madera que deja pasar agua,

como si quisiera empaparse de mar,

de hondura y profundidad,

de silencio y oscuridad.

 

Tengo una barca endeble  

y a veces tengo miedo

de no poder guiarla,

de un extremo pasar al otro extremo.

 

La historia de mi barca es muy cambiante:

tener agua hasta el borde

y nuevamente flotar casi segura.

Girar sobre sí misma

y confundiendo su proa con su popa,

alejarse del rumbo,

inclinarse a babor hasta beberse

toda el agua con brío,

subir en las olas gigantescas

del éxito exultante,

para luego morir sin hacer ruido.

En soledad total cruzar el tiempo,

el tiempo de larga travesía

y hendir el agua marcando nuevos rumbos

que el agua va borrando,

transirse de distancia y de silencio

mientras solloza por ver el nuevo día.

 

Tengo una barca ¿sabes?

Así, es mi barca:

una mezcla de sombras y de luces,

de vida y agonía.

domingo, 20 de octubre de 2013

No soy un triunfador


No soy un triunfador.
 
 

 



No soy un triunfador


y sin embargo,

no soy un perdedor.

 

Puedo ver atardecer

con alegría,

sólo feliz por ver pasar

la vida.

 

Recordando los rojos doloridos

del ayer más lejano

y los que el presente

ha gestado también,

percibo con serenidad

que todo el mal habido,

sin herencia espartana,

me ha moldeado.

Se acrisoló mi adentro.

Y no es poesía

decir que he madurado.

 

Mi cuerpo como barco zarandeado

en la tormenta,

ha hecho agua repetidamente

y he visto, sin cesar, muy cerca,

el rostro de la muerte.

 

He sido muchas veces

humillado.

La envidia me ha cercado.

La maldad me ha castigado.

La desdicha me ha aguijoneado,

pero tras las nubes

disfruto

que estoy viva.

 
Y los rojos se diluyen

suavemente

en celestes que huyen

a los lilas.

Como las nomeolvides,

silvestres,

que crecen a la vera del camino,

así brota de mí,

no sólo la alegría...

es algo que ha teñido

lo profundo...es la sabiduría.

No me avergüenza decirlo.

Los años la han traído.

 

El qué dirán desliza imperceptible

por la senda de al lado.

Percibo las espinas,

pero me duelen menos.

Puedo llorar

sin desangrarme.

Puedo consolar

sin vanagloria

y no me aterroriza como antes

poder equivocarme.

 

Sólo camino hacia adelante,

sobre el rumbo del tiempo,

con un montón de flores

en los brazos,

que voy desparramando

con silencio.

sábado, 5 de octubre de 2013

AL ALBA

AL ALBA

Como el mar que me impregna
muy al alba
entre luces violáceas
y amarillas,
deshilachas mi alma
entre las olas
y no sé si he nacido
o he volado. 

Sólo estás
y es suficiente
para llenar mi copa
y embriagarme.

Y la brisa me acuna
en el vaivén del agua
para estar,
sólo estar.

Y en los reflejos
ver tu rostro
callado pero intenso.

No hay sonidos,
sólo estar,
ahí, en silencio…