domingo, 20 de octubre de 2013

No soy un triunfador


No soy un triunfador.
 
 

 



No soy un triunfador


y sin embargo,

no soy un perdedor.

 

Puedo ver atardecer

con alegría,

sólo feliz por ver pasar

la vida.

 

Recordando los rojos doloridos

del ayer más lejano

y los que el presente

ha gestado también,

percibo con serenidad

que todo el mal habido,

sin herencia espartana,

me ha moldeado.

Se acrisoló mi adentro.

Y no es poesía

decir que he madurado.

 

Mi cuerpo como barco zarandeado

en la tormenta,

ha hecho agua repetidamente

y he visto, sin cesar, muy cerca,

el rostro de la muerte.

 

He sido muchas veces

humillado.

La envidia me ha cercado.

La maldad me ha castigado.

La desdicha me ha aguijoneado,

pero tras las nubes

disfruto

que estoy viva.

 
Y los rojos se diluyen

suavemente

en celestes que huyen

a los lilas.

Como las nomeolvides,

silvestres,

que crecen a la vera del camino,

así brota de mí,

no sólo la alegría...

es algo que ha teñido

lo profundo...es la sabiduría.

No me avergüenza decirlo.

Los años la han traído.

 

El qué dirán desliza imperceptible

por la senda de al lado.

Percibo las espinas,

pero me duelen menos.

Puedo llorar

sin desangrarme.

Puedo consolar

sin vanagloria

y no me aterroriza como antes

poder equivocarme.

 

Sólo camino hacia adelante,

sobre el rumbo del tiempo,

con un montón de flores

en los brazos,

que voy desparramando

con silencio.

1 comentario:

  1. Hermosa descripción del camino que todos recorremos, gracias por encontrar las palabras que mejor nos describen

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