domingo, 16 de noviembre de 2014

SOBRINA

SOBRINA

El manto que te cubre,
la mano que te asiste,
la palabra que guía
y por encima de todo,
todo lo que necesites:
Ese ha sido mi anhelo
para la hija que no tuve
y siempre fuiste.

Pero de pronto el vuelo
se ha tornado caída
y ahora entiendo,
quizás demasiado tarde,
que sólo por darte,
te he perdido.

La niña ya mujer
me ha convertido
tan sólo en su acreedora
y no merezco
ni las cuatro monedas
que te cobran
por usar el teléfono.
                                                                                      
A veces, en noches desveladas
me pregunto
qué debió ser distinto,
mas no encuentro
sino el rudo silencio
y se agigantan,
las sombras de la noche,
allá en el techo.

Cuando al alba,
retomo mi desgarro,
lo acaricio,
contorneando sus bordes,
mi suplicio.
Los ojos de mi padre
en la distancia,
parece que me dicen:
Sólo estás obligada
a hacer el bien
para acrecer la energía
del universo.
Lo demás, comprende hija,
lo demás, es fortuito.
Sí, creo que debe ser así,
Pero un hueco me ha quedado dentro.



lunes, 2 de junio de 2014

Lo importante


LO IMPORTANTE

Yo siempre espío las huellas

que  vas dejando.

Pero no acierto a entrelazar

nuestras palabras.

Quizás el ciber sea el lugar ideal.

Me alegró verte de lejos,

el otro día…

 

Me convocó lo efímero del tiempo.

Vi la mirada torva de una colega,

que tanta envidia me mostró siempre,

por bajo  sus pelusas de gata persa.

 

Todo volvió a estar ahí.

En el espacio compartido de los bordes

 y el espacio vacío del medio,

que nos separaba.

Con dos escaleras en desuso,

la que yo no subí

y la que vos no bajaste.

 

Lo urgente es tal vez más urgente

que lo importante,

y lo hace parecer prioritario.

Estando ahí, me sentí

fuera de lo urgente-importante.

Sólo tengo las alas para volar lejos

o cerca, asentarme al borde de la ventana

para espiar dentro y

luego emprender mi vuelo

hasta el nido de la palmera más alta,

de cara al sol, mirando cómo corren abajo

los autos apurados de hombres apurados

en sus cuatro por cuatro. Y el chico de la gorrita

al revés, que ofrece cuidarte el auto,

para con dos monedas comprarse un pan.

 

Recuerdo mi vocación de  maestra

y volver a reencontarme con los principios,

con lo importante.

Quizás ganando menos,

quizás perdiendo más para ganar más.

Y ser dueña de volar.

domingo, 20 de abril de 2014

Homenaje pascual a los pobres


HOMENAJE PASCUAL A LOS POBRES

 

ZAPATERO

Cuando las suelas

de mis zapatos se agujerearon,

mi vecino me dijo

que por ahí cerca,

un buen remendón, sólo a la vuelta,

me daría solución

para mi pena.

 

Presta salí a buscarlo

y a cuadra y media

hallé una cortada

que atravesaba la mitad

de una calle.

Calzada con resabios

muy coloniales,

con pedazos de piedras,

que apisonadas,

permitían caminarla.

 

-¿Quién las pisó antes?,

les preguntaba,

admirada de ver

sus bordes desgastados

de larga data.

-Por aquí vinieron,

me respondieron,

sufridos cargadores

de las carretas.

 

Transpirando la

historia llegué

al letrero

que el tiempo había borrado

casi del todo,

pero, si con paciencia

se deletreaba,

sobre vieja madera,

aún se leía

“zapatero”, colgando

de una cadena.

 

Casi como robando

empujé las puertas,

apenas sostenidas

por unas cuerdas.

 

Adentro un hombre oscuro

estaba sentado

tras una vieja mesa

también oscura

cubierta de zapatos

de todo tipo.

Y el hombre en su cueva oscura,

con sus manazas,

ciertamente curtidas, amarronadas,

tomó con ojo experto

las suelas de mis zapatos agujereadas.

Venga mañana, dijo,

son treinta pesos.

 

Mientras yo ya me iba

Don Casimiro, trató

de colocarlos en un estante.

Y cuando se paraba pude observarle

que una pierna tenía

sólo colgada

y un bastón le ayudaba,

por equilibrio,

a mantenerse de pie

tras su mesada.

 

De reojo me vio

que le miraba

y una sonrisa yerta

se atravesaba

arriba del colmillo

del lado izquierdo.

 

Hay gente

que sobrevive,

me fui pensando,

detrás de muchas

penas, con gran esfuerzo

y aun pueden

sonreir

sin desazones,

aceptando la suerte

que les tocara.

 

Quizás él fue otro más

de aquellos cargadores

que gastaron su vida con la pobreza,

para llenar bolsillos de

ricachones.

Porque era trabajador

este Casimiro.

¡No pudo hacerse pobre

sin una causa!

 

 

 

domingo, 23 de febrero de 2014

Encuentro



EL ENCUENTRO

 
                     
Por esas cosas que a veces suceden
yo estaba sola en una gran ciudad
Desconocía lugares y personas,
Y buscaba un trabajo para subsistir.  
Ese contexto simple y repetido 
fue el ámbito en que lo conocí.
                                                                               
Por favor, le había dicho quedamente,
con mis ojos implorando a los suyos:
por favor, déme un empleo,
si puede Ud.
 
Él, estaba mitad distraído, mitad divertido,
quizás porque en su vida hubo
situaciones parecidas,
y porque yo era la imagen misma   
de la necesidad.
                                                                                  
Pero de pronto, no sé cómo,
mi mirada limpia, fijada en la suya,
entrelazó el tiempo de los dos.
Y el espacio se trastocó todo,
sin que nada cambiara de lugar.
La causa fue quizás mi verdad sin envoltorios
o mi aspecto desvalido y sin sostén,
o quizás desde siempre estaba escrito
que había de suceder esto.
                                                                                  
Él estaba sentado frente a mí       
mirándose las manos
y había un solemne escritorio entre los dos;
yo, pegada a la silla de este lado              
y él altivo, distante y suficiente,
resguardado en el otro lado
por la misma austeridad de la reunión.
                                                                                  
Pero él no estaba sentado frente a mí,
estaba dentro mío, mirándome a los ojos,
mirándose en mis ojos,
oyéndome vivir en el silencio,
sintiéndome vibrar en mi vivencia,
gozando de mi esencia
desgarrado por la íntima distancia,
de un beso que ha muerto sin nacer.
Y no había un escritorio
entre los dos.
 
No señor, yo le dije.
Sí señor, volví a decir.
Y hablábamos de cosas contingentes,
como acordes discordantes
más allá del tiempo,
sobre el fondo existencial
de la intensa melodía
de nuestro ser.
Y sus ojos, no supe desde cuando,
habían adquirido ese color de miel.
 
Por esas cosas que en la vida pasan,
las palabras iban llenas de silencio.
De un silencio cargado de palabras.
De mi nombre. De su nombre.
De sus ojos que no me miraban.
De mis manos que no tocaban nada.
 
Y no sé cuándo murió la  tarde,
sin que pudiéramos enterarnos
que la lámpara ya había
que encender.
 
Y en la penumbra del despacho
quieto, seguimos hablando
mientras las cosas perdían
sus contornos, para empaparse
del palpitar de nuestra vida.
 
Yo, aun conociendo del tiempo,
que es precario,
mágicamente pensaba el instante
transformado en una eternidad.
Pero después de un coloquio
intrascendente, yo me fui.
Me fui, sin irme.
Y él se quedó detrás del escritorio,
sin quedarse,
porque estaba conmigo,
sin escritorio alguno entre los dos.
 
 


 

 

lunes, 17 de febrero de 2014

Fotografias de inauguración de muestra de acuarelas

                     
 
                   
 
              

Dama del toilette


 
 
Esta acuarela recuerda a mi hermana médica, siempre médica de pobres, pero en su casa tenía sus preciosidades.

Mientras espero

MIENTRAS ESPERO

Hoy mientras te espero
quisiera resumirte
y no encuentro
la frase mejor.

Voy, dices y no vienes,
quieres pero no quieres,
eres pero no eres.
No eres lo que dices ser.

Pero ¿quién eres?
¿qué quieres?
Golpeas mi puerta y luego,
al momento de abrirte ya no estás.
Y me obligas a buscarte
una y otra vez, sin éxito.

Todavía no pude hallar respuesta.
Y el tiempo,
en su implacable pasar,
ha ido tendiendo
un manto de olvido
sobre los detalles
de los desencuentros.

Ya no sé cuántas veces
ni cuándo, ni por qué.
Sólo recuerdo
haber vivido

un montón de pequeñas muertes. 

REPASANDO LA VIDA


REPASANDO LA VIDA

 
 
Se ha pasado la vida
y es mentira
decir que ha sido en vano.
 
Muchos jóvenes
comieron de mi mano
las semillas de ética
y de ciencia.
He prendido
las luces de las sendas
que la noche cegara.
Muchas alboradas
me han hallado,
aun cansada,
alerta la mirada,
echando a andar
por piedras y quebradas.
Con soles y con lunas,
con escarchas,
pude alzar la frente
en las tormentas.
Con dolor
he sorteado las envidias, las intrigas,
y otras plagas que
sembraron mi sendero.
 
Hoy, en las lánguidas
sombras
de las tardes muertas,
me he sentado a escribir
pintando versos y acuarelas.
 
Se ha pasado la vida
y es mentira
decir que ha sido en vano.
 
 
He vivido y revivo cada día
en los retoños
que surgen desde el fondo
inventando
otros amaneceres
que deslizan sus luces y contrastes
en mis nuevos caminos.
 
Y la historia no vuelve
a repetirse
pero lleva la savia
de la planta adulta,
la paz de las distancias
recorridas,
la fuerza de haberla
ya vivido.